Laguna de Kalochori

No es común ver la intervención humana en la naturaleza creando una imagen tan hermosa. La laguna de Kalochori es verdaderamente única, ya que el entorno parece haber "contraatacado" las actividades humanas que pretendían alterarla: ha sido recreada, cambiando de forma. La construcción de terraplenes para la protección contra inundaciones y el bombeo excesivo de agua a través de pozos, combinados con la débil composición del suelo, causaron el hundimiento gradual que llenó el área de agua en la década de 1950 y creó un humedal raro, ahora protegido, fuera de Kalochori.

A tan solo ocho kilómetros y diez minutos del centro de Tesalónica, los flamencos deambulan por las aguas poco profundas de la laguna en busca de los diminutos camarones de los que se alimentan, razón por la cual son rosados. Garzas, pelícanos plateados, gaviotas cabecinegras, águilas marinas y patos reclaman su propio espacio, llenando de sonidos imparables el tranquilo paisaje junto a Thermaikos. En el horizonte cercano, el contraste es fascinante, con las fábricas, las instalaciones comerciales, pero también el tejido urbano de Tesalónica que se destaca como fondo.

El llamado "camino rojo", pavimentado con tierra roja que atraviesa la laguna y permite a los visitantes disfrutarla de un extremo a otro, se extiende por un kilómetro y es adecuado para el senderismo, pero también para el ciclismo en su mayor parte. Casi todo el año, los flamencos están a una distancia de unos pocos metros sin ser molestados por la presencia humana, En el humedal, que es una estación popular para las aves migratorias y un polo de atracción para los que les gusta observar, los amantes de la naturaleza y los que buscan una escapada corta de la ciudad. Además, la escena cinematográfica de la "aldea flotante" creada por las construcciones de los pescadores, parece una película de Theodoros Angelopoulos, con pilares y construcciones sumergidas en el agua desde la época anterior a la formación de la laguna.